Cada día escuchamos más y más las palabras probióticos, prebióticos y simbióticos; salen en anuncios, te lo recomiendan las revistas, los médicos, en la farmacia, por la tele, etc. Pero… ¿sabemos exactamente de qué se trata? ¿Es todo lo mismo y nos cambian los prefijos para confundirnos? En este post te explicaremos cuáles son las diferencias entre ellos y qué beneficios aportan a nuestra salud. Empecemos:
PROBIÓTICOS
Los probióticos son las bacterias que viven en contacto con nuestro cuerpo. Se llama así a todas las bacterias que tiene una relación simbiótica (de la cual nos beneficiamos tanto nosotros como las bacterias) con el ser humano. Es decir los probióticos son bichitos, pero los bichitos buenos ;)
¿Qué diferencias hay entre las marcas de probióticos y por qué hay tanta variación de precio entre unos y otros?
Hay marcas distintas y líneas distintas, igual que en las cremas una misma marca tiene crema para piel sensible y para piel mixta, los marcas de probióticos cada vez mejoran sus probióticos y los hacen más específicos. Dependiendo de la marca, hay probióticos para ayudar a tratar las diarreas, las infecciones urinarias, la cándida e incluso la atopía o el síndrome metabólico (diabetes, colesterol alto y peligro de infarto)
La diferencia de precio entre las marcas puede ser por la cantidad de probióticos que tengan en su presentación. Esto se mide en UFC que quiere decir Unidades Formadoras de Colonias, es decir, que como las bacterias están vivas cada una de ellas se puede reproducir y formar su propia colonia, con lo que las UFC iniciales se pueden multiplicar en cuestión de horas. Otra característica que nos modifica el precio es la capacidad que tiene este probiótico para llegar intacto a donde debe hacer efecto. Los laboratorios sudan tinta para conseguir que estos bichitos lleguen sanos y salvos al intestino, para ello los encapsulan, los protegen mediante otros productos o simplemente añaden muchos más para que el rebaño sobreviva.
¿Qué beneficios podría tener comer bacterias?
Lo primero, combatir bacterias maliciosas sin necesidad de utilizar antibióticos. Al tomar probióticos podemos desplazar las bacterias causantes de enfermedad únicamente porque aportamos mayor número (como si en el juego de la cuerda tenemos en un equipo 50 personas, y además cada rato vienen más y más personas, y en el otro lado sólo 5, por muy fuertes que sean seguramente ganen las 50)
Esto hace que podamos curar infecciones sin llegar a tomar antibióticos, es decir, sin tener que padecer sus efectos adversos. Si la infección ya está muy instaurada seguramente tengamos que utilizar terapia antiinfecciosa (antibióticos) y aquí también nos ayudan los probióticos.
El antibiótico es como una bomba, mata todo lo que encuentra a su paso, no se para a distinguir si esta bacteria nos causa el dolor de garganta (por ejemplo) o es de las que nos ayudan a hacer la digestión. ¿qué pasa entonces? Que nuestro cuerpo se queda vacío, sin ningún tipo de bacterias, ni buenas ni malas. Pero claro, en el aire que respiramos si que hay bacterias y otros microorganismos (hongos, ácaros, etc) y si se encuentran tu cuerpo vacío y “a estrenar” pues aprovechan. Esto se llama infección secundaria, y se da con mucha frecuencia después de tomar antibióticos. Si cuando tomamos un antibiótico añadimos el probiótico, vamos poniendo bichitos buenos en nuestro cuerpo, y así si viene un hongo u otra bacteria no encontrará tanto hueco y no se podrá quedar.
Además de estos dos beneficios clásicos de los probióticos, las bacterias buenas cada vez vienen más completas. Los laboratorios investigan cepas bacterianas cada vez más específicas que pueden interaccionar con nuestras células y ayudarnos en un sinfín de procesos. Hoy en día por citar algunos ejemplos, existen bacterias que nos ayudan a sentirnos saciados, a evitar los dolores cólicos del lactante, a cicatrizar heridas bucales (llagas, intervenciones en el dentista, sangrado de encías) a crear linfocitos (mejora de defensas, inmunidad) y esto son solo algunos ejemplos. ¡Comer bacterias es muy beneficioso! ☺
PREBIÓTICOS
Los prebióticos son los alimentos que toman los probióticos, la comida que les gusta o pueden comer. Como no todas las bacterias son iguales, no a todas les gusta lo mismo para comer, y eso nos da una oportunidad fenomenal para diseñar productos que hagan que crezcan fuertes y sanas las bacterias que nosotros queramos.
Con los prebióticos pasa lo mismo que con los probióticos, existen cada vez más en el mercado y cada vez son más específicos, es decir, productos gourmet para un tipo de bacteria (la que queremos potenciar)
Como ejemplo de productos con prebióticos existen cremas que nos ayudan a reducir el acné o prevenir las arrugas y preparados para mejorar la regularidad intestinal entre otros.
SIMBIÓTICOS
Los simbióticos son aquellos productos que incorporan a la vez prebióticos y probióticos, o sea, que nos dan las bacterias y además el banquete que necesitan para crecer sanas y fuertes en nuestro organismo.
En realidad, la mayoría de probióticos en el mercado son realmente simbióticos, ya que es una forma de mejorar la eficacia de los preparados. Las marcas les llaman probióticos de manera general porque comercialmente se reconoce mejor aunque con el tiempo se ha quedado este nombre como el tradicional.